Asco

 

Ahora sí. Siempre lo supimos. Todos los argentinos sabíamos bien, desde siempre, que el problema del país son los salarios, las indemnizaciones, las pensiones, las vacaciones, las licencias y las jubilaciones. ¡Pero claro! Si el cáncer de la nación es esa mierda asquerosa a la que llaman remuneración. ¿Qué es eso de trabajar 8 horas? Eso es nasszi, de fachas, por eso hay pobres. No. no. no. Acá tenemos que ser un país normal, 12 horitas pa´ arrancar a hablar. Claro. No puede ser Argentina diferente, hay que tomar el camino correcto, el de Haití, Perú, Paraguay, Ecuador, Kuwait, Somalia, por nombrar algunos.

¿Qué eso de no poder despedir? Por eso es que no crecemos. Es culpa de los trabajadores mayores, esos viejos lentos, vagos y chuecos que no producen nada, que no podemos comprar un IPhone a precio Miami. Hay que despedir para crecer. ¿Qué te despidieron y nos sabes qué hacer? ¿Qué tenes chicos, deudas y qué sé yo? Y, papito, ponete un kiosko, un almacén, piloto de drone, hace uber o agarrá la pala y hace un poso; que acá hay que laburar. ¿Qué tenes 60? Sorry sister... Hay que modernizarse, sino te morís. Mirá a Mirtha, trabajando con casi 100. ¿Vacaciones? ¿Pero qué te pensás? ¿Qué te las mereces? ¿Así nomás? ¿Por hacer tu trabajo? Tenes que estar agradecido, porque como vos hay muchos en la calle esperando. Así que calladito y a ganarte el pan, bichito de feria. ¿Qué yo tengo que pagarte porque vos te embarazaste? ¡No! Adiós mamita. Los argentinos de bien no tenemos por qué pagar los revoltijos de un par de inadaptados.

Pero esto es obvio. Siempre supimos que esos parásitos de perro llamados amas de casa, albañiles, cocineros, lavaderos, cortadores de pasto, ferreteros, herreros, mecánicos,  talabarteros, costureras, conserjes, mucamas, jornaleros, pescadores, recolectores de frutilla, de frambuesa, de papa, de algodón, de kiwi, cortadores y tamizadores de yerba, refinadores de harina, de harina de pescado, vendedores de ropa trucha, verduleros, almaceneros y todas esas profesiones indignas, que no tienen ni 10 años de aportes, (porque el pobre tipo que los contrató no los puede tener en blanco) y que se jubilaron... (indignante... se jubilaron... Bah... les regalaron una jubilación) son los VERDADEROS RESPONSABLES de que no podamos tener un dólar a 2 o 3 pesos. Un espanto.

¿Cómo se les ocurrió darles a esos... esos... esos mocosos mugrientos una doble indemnización? ¿Qué se creyeron? ¿Qué podían viajar una semana a Mar del Plata para caminar la peatonal con ojotas de Boca y llevar a esas ratitas, a las que llaman hijos, a la playa Bristol por trabajar 8 horas de lunes a sábado? No. No. No

¿En serio creyeron que es un derecho descansar en vacaciones? No señor. Eso se gana. Se gana rompiéndose el lomito bajo el sol. Porque acá nadie quiere trabajar. Son todos una manga de vagos, de planeros, de borrachos asquerosos.

Fue difícil darse cuenta... No era la inflación, la inseguridad, los progres... no, no, no, no. Eran esos que se creyeron lo que no son... esos... todos esos... ratitas de feria... ¿En serio se pensaron que pueden vivir en una casa así, trabajando lo que trabajan? Encima se la regalan y queman el parquet para el asado... Que mugrosos. Son lo que se merecen... esclavitos de papi, que no se les olvide... Ahora van a estar en su lugar... el que nunca debieron dejar.  

Es que es muy básico. En 170 años de peronismo le dieron a una masa de gente más de lo que se merece. ¿Por qué tenemos que pagarles, todos los argentinos de bien, la escuela a un par de niños autistas pobres? ¿A una masa de wachitos que venden verduras? ¿A esos que después no pueden ir a la facultad? ¿Para qué quieren acceder a salud? ¿Para qué pagamos hospitales? ¿Para que esta masa de enfermos se cure de los balazos de la policía? No señor. Acá cada uno lo que le corresponde.

En el fondo siempre... siempre... siempre... siempre supimos que la inflación, el dólar, la deuda, la inseguridad son todos problemas generados porque el estado está oprimiendo la libertad. La libertad verdadera. Esa que deja en evidencia donde tienen que estar cada uno. Y Milei ganó por eso... eso es exactamente lo que voté... voté para que puedan sacarnos de encima a ese cáncer al que llaman “derechos”.  

En efecto, es el pensamiento reprimido y censurado por una parte importante de la población que votó por estabilidad, pero que en el fondo quiere eugenesia. Las excusas pragmáticas respecto a leves (o fuertes) roces monetarios y eventos de inseguridad son la justificación moral ante el deseo de arrojar una bomba nuclear y quemar vivos a 20 o 30 millones de personas.

Hasta hace un par de años, el discurso público no pedía una reforma laboral, previsional y educativa. Y en todo caso, se pedían con una profundización de los derechos ya establecidos. Reducción a 4 horas la jornada, 4 días laborales en la semana, salario básico universal, jubilaciones más tempranas, más teletrabajo y sigue... El triunfo de Milei se motorizó por una supuesta (cada día más supuesta y menos verídica) crisis inflacionaria. Bueno... Resulta que esa escala de inflación era solo una fachada o un problema menor, que tapaba el GRAN mal nacional, que es toda la legislación laboral y previsional. Entonces, debemos volver, más o menos, a la década de 1880, cuando los niños con polio y tuberculosis trabajaban bajo el sol cosechando yerba mate, hasta que morían a los 15 (con suerte), y en el caso de las niñas eran vendidas a los jefes de estancias con motivaciones perversas hasta que caían en hogares para sifilíticas. Con suerte, la madre podía dejar a alguna de sus hijas en un convento de monjas, o alguno de sus hijos en un seminario menor. Si el padre era fuerte y sano, una hernia mal atendida se lo llevaba al otro barrio a los 40; y la madre estaba a un parto cruzado de dejar este mundo de una forma cruel. A los ancianos, ciegos, paralíticos, leprosos, discapacitados mentales, sordos, hemofílicos, sifilíticos, tuberculosos, huérfanos, entre otros, si la Iglesia no los atendía, eran carne para los chimangos. No eran personas... no tenían derechos... no eran nada para los patrones, para los dueños, para los gobernantes. Solo capital humano deficiente. (atenti al nombre del ministerio que nuclea trabajo, salud, desarrollo social, mujer, educación, deporte -y demás- que eligió el gobierno transhumanista randeano: Ministerio de Capital Humano).

Ahora tenemos la implementación tecnológica y la argumentación metodológica para alimentarle a la población el deseo antiCristico de castigar al más débil, en vistas de un renacer nacional tan fantasioso como Top Gun. Y claro, incluso tenemos a algunos prestidigitadores de juego clandestino, refugiados anglófilos, caballeritos del Opus Dei y señoritos de Logias de Lautaro que se atreven a citar las Santas Escrituras, Encíclicas Papales y discursos francisquistas para defender jornadas laborales de la época de la esclavitud americana. Amén de las ya conocidas frases vacías tardo modernistas: “modernización laboral”, “implementación tecnológica”, “adecuación a las nuevas realidades globales” ... y sigan.

También tenemos el ya conocido “amor carnal millonario”. Algo explorado por Ayn Rand hace varias décadas. Esa victimización empresarial y llanto de diamante que derraman los jefes del rancho, cada vez que les dicen que tienen devolver el vuelto. Ahí aparecen los sobadores de medias y zapatos, como nuestro jefe de estado, que en cada encuentro con un tipo con 2 o 3 palos verdes en el cajón, entra en modo Conan el Perro, y no para de jadear.

La oda trágica que atraviesa el país es la excitación en masa, la justificación silenciosa y la resignación a resoplidos frente al odio de clase y racial que se hace carne en la reforma laboral y previsional. Y es que esta estructura legal tuvo su presentación formal hace meses y fue aplaudida. Aplaudida a llanto pelado, cuando el presidente de la nación, en un ataque de estereotipias, tics nerviosos, lagunas mentales y babeos medicinales cantó a los eructos y gritos de ahorque en un estadio lleno de políticos y periodistas, en medio de un escándalo de corrupción narco y un pedido de rescate de forma incondicional a los halcones de Washington y la masa electoral argentina lo eligió nuevamente. Sin contar el delirio de los precios de los alimentos, la casusa de las coimas en la Agencia de Discapacidad (en serio, se están robando la caja de discapacidad) y el vaciamiento al Hospital Garrahan.

¿Dónde están ahora los paladines de la moral? Esos que se indignan al ver algún político de fiesta con vedettes de ascenso argentino... esos que se escandalizaron cuando, en situación de pandemia, un diputado le besó el pecho a su novia... esos que se desgarran las vestiduras cuando un senador o gobernador peronista tira un comentario desafortunado, un furcio o un error semántico... NO ESTÁN. Esos mismos no se escandalizan cuando escuchan al presidente decir guarangadas y estupideces (SÍ, repito: estupideces) en televisión... Esos mismos no dicen nada al ver el congreso convertido en un show de televisión de analfabetos y descerebrados de cuarta... no están.

Entonces resulta que no importa un pepino ni la mitad del otro si un senador es una carmelita descalza o un traficante de merca y maltratador de mujeres. Con tal de que no sea peronista está todo bien. Y está todo bien porque va a hacer lo que hay que hacer; que es sacar derechos... todo el articulo 14 bis si se puede. Y eso es lo que cuenta.  No importa la doctrina social de Iglesia, no importa el desarrollo del futuro, ni la dignidad humana, ni el derecho a la vida, nada... todo eso es una cajita de navidad vacía, que disfraza de humanismo o quiere decorar al pequeño monstruito.

Y como ejemplo paradigmático es lo que sucede en Mendoza, donde una mega minera va iniciar un proceso de explotación del suelo, con posibles resultados nefastos para el medio ambiente y para la salud de todos los habitantes. Este proyecto solo es posible con el aval del gobierno provincial y nacional. El colmo de los colmos, son las masivas marchas que buscan frenar el inicio de obras. Masas de personas reprimidas con violencia van a las calles y copan las redes en defensa del suelo. Ahora, Milei ganó en la provincia con el 75% de los votos en el ´23. El mismo Milei que en campaña dijo: “Una empresa contamina. ¿Y cuál es el problema?”

En efecto, no importan. No importa lo que diga Milei, Lemoine, Caputo...nadie. No importa absolutamente nada. Lo único que importa es sacarse de encima el karma estructural que son las leyes laborales. Solo eso. No importa la inseguridad, la inflación, nada de eso. Lo único que vale es bajar a la clase media (si se puede seguir llamando así) al cajón de la pobreza africana. Como quien dice “abajo siempre hay lugar”.  Y eso es lo que quiere la sociedad. Propios y ajenos. Eso es lo que ganó en el ´23 y en el ´25, con realidad efectiva: “pongan a los pobres en su lugar       

Frente a semejante delirio estructural y miseria planificada no hay una justificación técnica científica suficiente. No es un “aguantemos que llegamos”. Eso es un paliativo moral, para no pedirle perdón a Dios, por ser un clasista. Lo que tenemos es un “Micky Vainillismo” desatado, sin el freno de la mente, la censura o el tabú.

Se les soltó la cadena a los lobos y a los corderos que se creen lobos. Ahora, chillan al oler sangre. Prefieren ver la muerte de muchos, que celebrar el pequeño bien de todos.

Bueno... ante eso solo nos queda el asco. Sí... Asco... La tumba del asco para todos aquellos que sueñan con un mundo sostenido por millones de brazos torcidos por las enfermedades... la tumba del asco para los que sueñan con un paraíso de pocos construido con el infierno de casi todos. Asco... Asco... Asco... a los serviles de la infamia y la iniquidad... Asco a los aduladores y mentirosos... a los relistas y utópicos... Asco a los que mienten y creen... Asco al pequeño duende y a su hermana... Asco a sus jefes... Asco a sus siervos... Asco a todos... Asco a todos los que beben de la sangre de los débiles... Asco... Asco... Asco...






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