Sentimos el Sentido



El vacío. El sin sentido absoluto. Es el problema esencial de los tiempos que corren. La ausencia del ser en sí mismo deja al hombre absorto de soledad. La violencia termina siendo la respuesta natural. Este decadente conflicto atrae un cambio estético (también decadente). 


 Lo insípido, lo incoloro, lo inodoro, lo deprimente son los síntomas de una estética aburrida, reiterativa, violenta, monocorde y triste. La razón es aquello que la  posmodernidad eligió perder y olvidar. Sin embargo un escritor inglés dijo una vez: el loco pierde todo menos la razón. 


 La locura ha pasado a ser el hogar de la razón, del sentido (algún tipo de sentido). El hombre ha refugiado su razonamiento en la locura, también en un sentido estético. Parece cómodo, pero se prefirió eso al entendimiento de la belleza, a la luz de la inteligencia en busca de la verdad.    
         

 En cualquier caso, la demencia es el pequeño reducto del sentido. Nace de forma  antinatural, es violento y sumamente atractivo. La conclusión es la estética de la locura. 

  















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