Apostasía Nacional


 La bandera, símbolo eterno de representación nacional. Y nuestra bandera, signo de soberanía, libertad e igualdad. Esta bandera, nuestra bandera representa un país, una nación, nuestra nación, una gran mentira. 


 Nuestra pequeña nación, nació de la crisis, del miedo y la incertidumbre. Su corazón fue el comercio y el dinero de traidores ingleses. Su fundamento el espureo acuerdo secreto de la más oscura masonería, con los poderes internacionales de la época. 


 Nuestra muy reducida nación, vio la luz a orillas de un río putrido y mal oliente, desde donde navegaban los dueños de las grandes riquezas. Mientras, en ese puerto crecía la moral más repugnante de la historia, la moral del dinero. Y es esa moral la regente actual de nuestro país.


 Cruel es la historia. Nos creó falsos bronces, falsos héroes de esta asquerosa nación. Y, en oro bañaron épocas de pobreza, austeridad y traición. Lo peor aún es creer que algo cambió, más con la lacra nacional que gobierna este país sureño. Pero no, continuamos el camino de la degradación y la extinción.


 Así es que está ridiculez de Nación se pavonea entre sus grandes enemigos y vende a sus hijos para llenar museos de bronce. Estos, los actuales, y los falsos fundadores son los mismos monstruos infelices que mataron las raíces de sus tierras. 


 Pero la mentira es creer que está pequeña, reducida y cutre nación es La Patria. Muy equivocada afirmación quien la diga. Nuestra Patria no fue fundada por esos apologetas del comercio. Nuestra Patria no nació a orillas de un puerto mal oliente. Nuestra  Patria no nació de los espureos sueños de los masones. Nuestra Patria no tiene solo docientos años. Nuestra Patria no termina donde los mapas marcan.


 Nuestra Patria es más grande que el océano Atlántico. Nuestra Patria tuvo grandes patriotas. Nuestra Patria ha protegido a sus hijos a lo largo de más de quinientos años. Nuestra Patria, herida y flagelante, ha nacido con los grandes soles del renacimiento. 
Nuestra Patria es la tierra de nuestros padres y nuestras hermanos. 


Pero los símbolos patrios se confunden con los nacionales. El himno es un claro símbolo nacional. Y si está nación decide matar niños, pues no merece ser entonado su himno, y quizás nunca lo mereció.


Pero la bandera es un caso especial, quizás sea el último signo de nuestra Patria, y solo porque lleva los colores del manto de la Virgen. 





Comentarios

  1. Nunca triste la verdad, irremediable. Pues somos hijos de los Reyes Catolicos y no de las revoluciones. Viva Cristo Rey!!!

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